Mi camino de chopos, apuntado
Al secreto del huevo y las raíces,
O vara de cristal en manos de fuego
Y grito de barquero a la madrugada:
Larga fue la jornada, y muchas aguas
Fueron charcos parados, cuando ríos
Las fuentes, que eran mías, prometían.
Y barcos encallados se perdieron.
Asentada en la tierra, como campana,
Tañe la vidriera del cielo y nace el mundo:
aguas vivas, libres, ojos de aves
Son las formas del sol en el huevo abierto,
Van navegando los barcos, y las raíces
Firmes en la roca los troncos alimentan:
Bajan brillando al fondo la vara y el fuego
Y el tiempo de cristal sube hasta nosotros.
José Saramago.
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